(Pulso) El año para la industria salmonicultora ha tenido de dulce y agraz. Los altos precios internacionales han ayudado al sector a recuperar en parte las pérdidas de 2016, lo que también ha abierto la puerta a los productores chilenos a nuevos mercados, como China, donde se apuesta a irrumpir con fuerza.
Sin embargo, los nuevos parámetros regulatorios han hecho que las empresas comiencen a tomar medidas para anticiparse a una posible caída en la producción, debido a los requerimientos que se imponen a los cultivos y cosechas.
Esa es una de las preocupaciones que expresó a Pulso Gerardo Balbontín, gerente general de Blumar, quien advierte que los costos de producción ya se están viendo incrementados por causa de la normativa cuyos cambios comenzaron a aplicarse desde diciembre del año pasado.
¿Cuál es la perspectiva para este año y la nueva norma sanitaria?
Vamos a tener que gastar recursos innecesarios que se podrían haber destinado a otro tipo de cosas mucho más útiles que estar reposicionando los centros de cultivo.
¿Cuáles debieran haber sido esas prioridades?
La primera debiera haber sido sacar la ley de relocalizaciones, que la industria ha estado pidiendo en todo momento.
En el sector hay distintas visiones sobre este tema, ¿cuál cree usted que es el problema de fondo?
Estamos a la espera de la complementación del modelo regulatorio, que básicamente son las macrozonas temporales, y yo diría que el gran problema que hoy tenemos es el de la relocalización de las concesiones a partir del informe de Contraloría de fines de 2016, que está complicando mucho a las compañías. Estamos gastando una gran cantidad de recursos en, lamentablemente, empeorar la posición de los centros. El informe de Contraloría da instrucciones a la autoridad, pero se abstrae de la realidad de cultivo en el mar, en un ambiente donde existen corrientes y movimientos. Es un tema que no es absoluto. Han dado un año de flexibilidad para relocalizar los centros, dentro de las concesiones, pero así y todo creemos que será un derroche de recursos muy grande, y lo peor de todo: empeorando la condición de los centros.
¿Cómo lo van a enfrentar respecto de sus concesiones en arriendo?
Las concesiones estamos siguiendo la normativa, gastando una cantidad de plata importante para poder posicionarlas. Hay muchos centros que, al posicionarlos dentro de la concesión, no se van a poder ocupar porque están sobre una roca, en condiciones muy desfavorables, así que desde ese punto de vista lo vemos como negativo.
La compañía también tiene concesiones en arriendo y estamos sembrando, aprovechando esa historia a nuestro favor.
¿Cuántas concesiones tienen y qué prevén realizar con ellas?
Tenemos 37 concesiones en las regiones de Los Lagos y de Aysén, y tenemos aproximadamente diez concesiones en la región de Magallanes. Las concesiones que arrendábamos ahora las vamos a mantener nosotros, y las haremos producir nosotros. No vamos a renovar arriendos.
Las compañías más grandes quizá tienen más flexibilidad para poder sortear este problema, que golpea más a las empresas más pequeñas como nosotros.
¿Para enfrentar posible baja en la producción?
Efectivamente, usaremos esas producciones históricas para nuestro favor.
¿Cómo ha sido el diálogo con las autoridades respecto de este tema?
Yo diría que no ha sido lo fluido que nos gustaría que fuera. Ojalá se tomen más acciones, lo que más nos ha complicado es el dictamen de Contraloría.
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