En la poscosecha, aprendiendo la «magia» del sellado al vacío

Ago 1, 2019

Una técnica simple y de amplio dominio en la elaboración de alimentos, para los pescadores artesanales de Atacama ha representado una novedad y una oportunidad para valorizar sus productos, extendiendo su vida útil.

Extraer el aire que rodea al producto que se va a envasar, de modo que el oxígeno residual sea inferior al 1%. Esta es una de las técnicas de conservación que están aprendiendo los pescadores de Atacama para poder agregar valor a sus productos del mar, extendiendo su vida útil. Un procedimiento sencillo, que requiere de una máquina selladora que es muy económica en su versión doméstica, pero que les permite dar un paso importante para mejorar su actividad productiva.

La elaboración de pescado al vacío está entre los contenidos prácticos que se busca traspasar mediante el Programa de Difusión y Transferencia Tecnológica (PDT) para el desarrollo de acuicultura de pequeña escala y agregación de valor a productos pesqueros, por parte de mujeres y hombres de mar de la provincia de Copiapó y Chañaral, conocido como “Cultiva Mar”. Este programa cuenta con apoyo de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), a través del Fondos de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional (GORE) de Atacama, además de los aportes de CAP Minería, y es ejecutado por Codesser.

La relatora de estos talleres poscosecha es Rocío Muñoz, nutricionista y técnico en cocina internacional y elaboración industrial de alimentos, quien destaca el impacto positivo que genera en las caletas el aprendizaje de estas técnicas: «Prácticamente vieron la ‘magia’ que se puede producir usando un aparato tan pequeño y de tan bajo costo. Después de filetear el pescado y mantener condiciones sanitarias que garanticen la inocuidad, comprobaron con asombro cómo la máquina extraía el aire de la bolsa y la dejaba prácticamente plana. Quedaron muy entusiasmados y comprometidos para seguir aprendiendo sobre agregación de valor en el próximo taller».

Rocío Muñoz también releva el rol de las mujeres en estas tareas poscosecha, donde participan ya sea para contribuir al ingreso familiar o para ser protagonistas de este cambio en la comercialización de los productos de la caleta. «Ellas se dan cuenta que se puede hacer mucho más que solo vender pescado fresco», enfatiza la profesional.

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