(Diario Financiero) Existe consenso entre los actores del mundo pesquero en que los recursos están agotándose. Sin ir más lejos, el último informe sobre la situación de pesca en Chile, elaborado por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, y publicado el pasado 3 de abril, devela que el 60% de los recursos pesqueros están agotados o sobreexplotados.
Ante esta realidad, que pone en peligro la sustentabilidad del negocio, la empresa canadiense Oceaneos busca llevar a cabo una investigación en aguas chilenas no internacionales, enfocado en la cadena alimenticia de los peces, con el fin de aumentar la disponibilidad del fitoplacton (microorganismos del fondo marino).
Tal como informara AQUA hace dos semanas, el proyecto apunta a fortalecer el crecimiento de este alimento vital para la cadena alimenticia de los peces, a través de la siembra oceánica con «semillas» que tengan hierro y otros elementos naturales.
La premisa de los científicos es que al imitar el proceso natural de fertilización de los océanos -el que requiere una cuota de hierro- se lograría un efecto positivo en la multiplicación de la población de peces silvestres como jurel y anchoa.
Esto «de manera local, a pequeña escala, y en sitios cuidadosamente escogidos», recalca José Godoy, vicepresidente de Oceaneos y gerente de negocios. Lo que permitiría a la larga asegurar las proteínas para los próximos 30 años.
El proyecto prevé su realización para 2018, en una zona llamada Punta Lengua de Vaca a 70 millas naúticas de la región de Coquimbo, y a una profundidad de 200 metros.
Hoy la investigación y sociabilización ha avanzado, no obstante, aún falta reunir el capital necesario y los permisos requeridos para comenzar con su ejecución. Trámites que realizarán este año, adelanta Godoy.
Si bien la tecnología de Oceaneos y 4DLabs de la Universidad de Simon Fraser en Canadá es descrita como innovadora, desde el Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) investigadores muestran preocupación por su sustento científico y potenciales efectos en las costas.
Osvaldo Ulloa, directo del IMO, sostiene que si bien el hierro ayuda a la proliferación de fitoplacton no está comprobada científicamente la relación «más fitoplacton, más peces». Y «tampoco existen estudios que relacionen directamente la falta de fitoplacton con la disminución de especies, como sí los hay con otras causas, por ejemplo, el calentamiento de los océanos o la sobrepesca», subraya.
Ulloa ahonda que la fertilización marina podría provocar el crecimiento de microalgas tóxicas como las diatomea pseudo-nitzschia la que estaría relacionada con los brotes de marea roja. Por esto propone que el tipo de medidas que debieran implementarse para proteger a los peces de la sobreexplotación, deben apuntar a la conservación y sustentabilidad.
«Lo que se hace es establecer legislaciones, zonas de reserva marina donde la pesca esté limitada y las especies puedan reproducirse (…), va más por la conservación, protección y el manejo sustentable como prohibir el uso de redes de arrastre que dañan el fondo marino. (…) Esos son los tipos de medidas que se están implementando a nivel mundial», afirma Ulloa.
Añade que existe una preocupación internacional, pues el GESAMP, grupo asesor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), estaría estudiando la siembra oceánica y ya se ha reunido en dos ocasiones. «Este es el working group número 41. Se juntaron por primera vez en 2016 y este año en Suiza y están elaborando recomendaciones sobre este tipo de requerimientos», explica Ulloa.
También adelanta que se promoverá la discusión de este tema en el XXXVII Congreso de Ciencias del Mar 2017 a realizarse en Valparaíso entre el 23 y el 26 de mayo, al cual también están invitadas las autoridades.
Por su parte, Oceaneos destaca que ha tenido buena recepción por parte de sus stakeholders y prevén realizar su proyecto conforme a las legislaciones chilenas guiados por un principio de pesca sostenible. Por ello, su preocupación está en garantizar la inocuidad, minimizando sus efectos en las costas, llevándolo a cabo en zonas muy profundas y en remolinos de agua llamados «eddies».
Además, afirman que luego de implementarlo, evaluarán un modelo de negocios en base a la comercialización de la tecnología y de su know how.
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