Un nuevo informe de Greenpeace expone los riesgos ambientales de la industria pesquera sobre la Antártica y cómo en los últimos cinco años la pesca intensiva del krill se acerca más a las costas, poniendo en peligro a todas las especies de la zona.
«La explotación pesquera le arrebata a las especies de la Antártica, como pingüinos y ballenas, su principal fuente de alimento y pone en riesgo a la biodiversidad del lugar, de ocurrir encallamiento, derrames de petróleo e incendios. En el caso de Chile, la captura del krill se duplicó en los últimos años, aumentando desde 4.501 toneladas en la década de los 90′ a 9.460 toneladas el año 2014», subrayó la coordinadora de la «Campaña Océanos» de Greenpeace, Estefanía González.
El krill es un crustáceo que alimenta a casi toda la red alimentaria en la Antártica. Su pesca tiene como objetivo la venta del aceite en omega-3, principalmente a las industrias farmacéuticas, de acuicultura y alimento de mascotas.
El reporte de Greenpeace revela cuáles son los buques que operan en la Antártica capturando krill. Dentro de ellos se encuentran tres embarcaciones chilenas, una de estas con operaciones actuales de pesca en la zona: la empresa Deris S.A. con su barco «Antartic Endeavour».
El valor comercial del krill está por encima de los US$200 millones y en 2021 podría duplicarse. Cinco países cuentan con buques pesqueros en el continente blanco, Chile, Noruega, China, Corea del Sur y Ucrania, específicamente en un área propuesta como santuario para proteger el ecosistema marino frente a los impactos del cambio climático y la sobrepesca.
Luego de una expedición de tres meses, Greenpeace reveló que la capacidad pesquera en esta área está ocurriendo a 30 km alrededor de la costa, cerca de los epicentros de biodiversidad, que incluye a las colonias de pingüinos y las zonas de alimentación de ballenas. Según las pruebas recolectadas, durante cinco años se mostró un patrón de pesca cada vez más cercano a la costa.
De igual manera, el panorama se agravia por el factor del cambio climático. En esta línea, Estefanía González aseguró que «dentro de este contexto se suma el impacto del cambio climático sobre la zona, que enfrenta a las especies, incluido el krill, a un futuro incierto ya que su supervivencia depende del hielo. En los últimos 50 años la temperatura en la península Antártica experimentó un aumento de temperatura de aproximadamente 3°C», precisó.
Greenpeace está pidiendo colaboración internacional entre los gobiernos de los países que integran la Comisión del Océano Antártico para la creación del que sería el santuario marino más grande del mundo.
Mientras que para descargar el informe de Greenpeace sobre el krill, presione aquí.