Chile es el segundo productor mundial de mejillones después de China y el primer exportador de este recurso, en una que industria conformada por captadores de semilla (juveniles), engordadores y procesadores. La capacidad productiva de este sector está supeditada a la obtención de semillas desde el medio natural, lo que se logra por la fijación de larvas de este recurso en sustratos instalados por quienes las captan. Este proceso forma parte de una cadena cuyo primer eslabón debiera ser identificar y cuantificar la abundancia de larvas presentes en el medio.
Hasta hace pocos años, la cuantificación de larvas de mejillón se realizaba casi exclusivamente por la observación microscópica de una persona experta, quien distingue las diferentes especies de larvas de bivalvos presentes en el plancton. Esta metodología limita la identificación y presenta un grado de incerteza, ya que en la naturaleza coinciden una gran variedad de especies y tamaños de larvas en un mismo periodo de tiempo, lo que dificulta en extremo una caracterización certera.
Ante esta situación, Fundación Chinquihue reconoció en la Universidad de Vigo (España) la disponibilidad de una técnica basada en la inmunodetección, para la cuantificación segura y rápida de larvas de mejillón chileno (Mytilus chilensis), distinguiéndola con certeza de las otras larvas de bivalvos, en especial de cholga (Aulacomya ater) y choro zapato (Choromytilus chorus), las que son especies indeseadas para la industria del mejillón.
Metodología
La técnica de inmunodetección considera la toma de muestras en terreno mediante una red de plancton y su traslado a laboratorio, donde comienza un proceso de limpieza a través de centrifugación con gradiente de azúcar, para separar las larvas de bivalvos de microalgas y otros plancteres, tales como pequeños crustáceos. Posterior a esta limpieza, las larvas de bivalvos son incubadas con dos anticuerpos, el primero se «adhiere» solo a larvas del género Mytilus, en nuestro país el mejillón chileno, mientras el segundo anticuerpo presenta un fluorocromo de color amarillo fluorescente que se une al primero. De esta manera, si en la muestra hay larvas de mejillón chileno, estas serán «marcadas» con un color amarillo fosforescente, especialmente en el borde del manto, y así se pueden distinguir y diferenciar de larvas de otras especies de bivalvos.
Actualmente, a través del Centro de Extensionismo Tecnológico para una Mitilicultura Sustentable (Cetmis), ejecutado por Fundación Chinquihue y apoyado por la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), se está difundiendo la información de abundancia larval en distintas áreas de la región de Los Lagos, cuantificada mediante la técnica de inmunodetección (http://www.cetmis.cl/home/servicios/informe-larvario/), de tal manera de poner gratuitamente a disposición de los mitilicultores información que les permita tomar decisiones productivas de manera informada, por ejemplo para la instalación de colectores de semilla en el momento más apropiado, o para comprar colectores de áreas donde hubo gran abundancia de larvas de mejillón por sobre otras especies.