El presidente de la Federación de Pescadores Artesanales de la Región del Biobío (Fedepes), Rosendo Arroyo (en la foto), dijo que en su opinión los jibieros artesanales no se presentaron a la mesa a la que llamó la Secretaría Regional Ministerial (Seremi) de Economía porque no quieren repetir la historia de la «Mesa de Pesca» que originó la denominada «Ley Longueira».
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«Los artesanales no se sentaron a la mesa porque desconfían de la industria. La última vez que la pesca artesanal se prestó para eso salió trasquilada, fue en 2011; Pablo Longueira nos juntó en una ‘Mesa de Pesca’, como le llamaron; se suponía que nos entregarían recurso pesquero avaluado en US$35 millones. Con eso sacaron la corrupta Ley de Pesca y ahora, ¿dónde están los recursos millonarios? En los bolsillos de la industria y los congresistas que los apoyaron», enfatizó Arroyo.
La semana pasada, la presidenta de la Asociación de Industriales Pesqueros (Asipes), Macarena Cepeda, adujo que obligar a la «industria a pescar la jibia a mano es como dejar a la gran minería trabajando con palas o a las forestales cortando árboles con hacha».
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Con esa comparación, respondió el timonel de la Fedepes, los «industriales están reconociendo abiertamente que la pesca de arrastre, con la que sacan la jibia, es un arte de pesca depredador, que arrasa con todo».
Arroyo concluyó que a la industria pesquera le corresponden «apenas» 34.000 toneladas de jibia para extraer en el año: «Es ridículo entonces pensar que esas empresas, que procesan más de 500.000 toneladas de diversos recursos, como sardina, anchoa y jurel, vayan a dejar a miles de cesantes por no poder pescar la jibia con arrastre. Eso es una mentira».
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