(El Mercurio) La contaminación de las playas es un problema en el archipiélago de la isla de Chiloé. En 2017 se retiraron 10 toneladas de basura de la comuna de Puqueldón de la isla Lemuy, mediante el programa de limpieza de playas de la Dirección General del Territorio Marítimo y Marina Mercante de Chile (Directemar). Esta comuna es una de las más afectadas por el plumavit, ya que las empresas que cultivan moluscos utilizan boyas de flotación hechas de este material. Y aunque la Asociación de Mitilicultores de Chile (AmiChile) declara que sus socios han hecho un recambio de boyas de plumavit a boyas de plástico, aún existen algunas pequeñas industrias fuera de esta asociación que no han realizado el cambio.
«El plumavit de estas boyas termina por invadir las playas y las costas de la zona. Además, cuando queda a la deriva en el mar, se disgrega y termina convirtiéndose en alimento para los peces y las aves», dice Héctor Huerta, director medioambiental de la comuna de Puqueldón.
Pensando en eso, la empresa Idegreen, dedicada al reciclaje, creó un barniz aislante e impermeable utilizando estas boyas, las cuales recogen de las playas de Chiloé. Lo hicieron mediante un Fondo de Innovación para la Competitividad Regional.
Esta idea aporta a la reducción de la contaminación y de paso, genera un producto con valor agregado. Hasta ahora lo han probado, pero la idea es aplicarlo a las iglesias de Chiloé, una vez que logren que sus propiedades sean inocuas para las personas y el medio ambiente, dice Lukas Vega, director estratégico de Idegreen.
La conservación de las iglesias de Chiloé es de alta prioridad, debido a que además de ser Patrimonio de la Humanidad, el clima húmedo del sector afecta a la madera con la cual fueron construidas, explica Rodrigo Torralbo, carpintero y restaurador de iglesias de la zona.
Hoy les aplican productos para evitar que se formen hongos, pero luego del proceso deben detener las obras por 72 horas debido al fuerte olor del químico.
Por eso, Torralbo dice que si tuviesen un protector que no necesitara ventilación, les haría más fácil el trabajo y terminarían más rápido las restauraciones.
Es precisamente en esta línea que Idegreen trabajará este año, y para ello se reunió con investigadores de la Universidad Católica de Valparaíso (PUCV). «El producto que fabrican ellos es bueno, ya que hasta ahora nadie había trabajado con este material de las boyas. Las mejoras que le haremos serán para que se pueda aplicar sin mascarillas y no se necesite una zona ventilada», dice Jorge Escobar, bioquímico y encargado de la investigación de la PUCV.
Actualmente, el equipo de científicos trabaja en lograr que el producto sea a base de componentes orgánicos. «En mayo tendremos listos los solventes adecuados para que sea un material inocuo con las personas y también con el medio ambiente», agrega. En las etapas posteriores, le añadirán propiedades antifúngicas.
Dato
700 kilos de boyas procesadas producen un metro cúbico de barniz.
Presione aquí para leer la nota en su fuente original de El Mercurio.