«La buena salud de los peces y la baja mortalidad son importantes en la salmonicultura. Es por esto que destacamos que la tasa de supervivencia de nuestros peces durante todo el año 2017 subió del 94% al 96% en las regiones donde operamos (Noruega, Chile y Canadá). Y no tuvimos escapes en el último trimestre de 2017, ni en lo que va del año 2018».
Así lo resumió Cermaq para valorar su comportamiento productivo y la tasa de supervivencia del salmón Atlántico, medida que se extrapola a los últimos doce meses de manera consecutiva, aplicándose también para el coho y la trucha arcoíris que cultivan en Chile.
La salmonicultora controlada por la japonesa Mitsubishi y cuya casa matriz se encuentra en Oslo (Noruega), afirmó que los desafíos para la salud de los peces se manejan principalmente mediante medidas preventivas. Eso así, subrayó que cuando se presentan peces enfermos, estos deben ser medicados por razones de bienestar animal.
En esa línea, detalló que en Noruega ninguno de los peces cosechados en el último trimestre de 2017 (4T) había recibido tratamiento con antibióticos. Mientras que sobre Chile y Canadá, aseveró que el uso de antimicrobianos para las cosechas en el 4T se redujo con respecto al mismo trimestre del año pasado. «Aún así, nuestra ambición es reducir aún más la necesidad de tratamiento», enfatizó la compañía.
En materia de Salud y Seguridad Ocupacional (OHS, por su sigla en inglés), dijo que el rendimiento «sigue siendo fuerte», con una tasa de ausencia global de 2,2%, que abarca desde 1,8% en Chile hasta 4,9% en Noruega. «Para Noruega, en general, esto es menor que el nivel general de ausentes del 6,5% en el último trimestre», precisan en Cermaq, donde concluyen que «todos estos resultados relacionados con salud de peces, temas ambientales y sociales en nuestras operaciones han sido sostenibles desde comienzos de 2016».