El copépodo marino Caligus rogercresseyi es el agente causante de la caligidosis, la enfermedad parasitaria que causa las mayores pérdidas en la industria del salmón de Chile. Históricamente, este piojo de mar se ha distribuido ampliamente en las aguas costeras del norte de la Patagonia (40°15’S a 49°16’S), donde se encuentran cerca del 90% de los centros de cultivo. Y fue en 2017 cuando se detectaron los primeros ejemplares de cáligus en salmón Atlántico (Salmo salar) producido en la región de Magallanes y de la Antártica Chilena (al sur de 49°16’S).
En ese contexto, los profesionales G. Arriagada, V. Valenzuela Muñoz, A. M. Arriagada, P. Núñez Acuña, M. Brossard, K. Montecino, M. Lara, A. Gallardo y C. Gallardo-Escárate, pertenecientes al Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR), a Nova Austral y al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), elaboraron un estudio cuyo objetivo fue identificar el piojo que infectó al salmón Atlántico cultivado en la patagónica región y también informar sobre las medidas y actividades realizadas por el Sernapesca en conjunto con el Laboratorio de Referencia de Caligidosis (Universidad de Concepción).
«Las principales acciones fueron el diagnóstico y la confirmación del brote, la definición de casos, la vigilancia y la implementación de estrategias de control. Aquí, la identificación de C. rogercresseyi se confirmó mediante análisis morfológicos y genéticos. En total, hubo ocho centros en la región de Magallanes donde se detectó al menos un individuo de C. rogercresseyi durante 2017″, explicaron los investigadores, detallando que en tres centros se presentó un comportamiento epidémico, alcanzando niveles máximos de 24,5 piojos por pez adulto y 14 juveniles piojos/peces.
Tras eso, Sernapesca implementó diferentes medidas destinadas a mejorar la sensibilidad del sistema de vigilancia, que repercutió en nuevo casos. «Los dos centros con niveles más altos de piojos de mar fueron tratados con el organofosfato azamethiphos, lo que resultó en una reducción dramática tanto de piojos adultos como juveniles, aunque los peces fueron reinfectados unas semanas después», precisaron G. Arriagada, V. Valenzuela Muñoz, A. M. Arriagada, P. Núñez Acuña, M. Brossard, K. Montecino, M. Lara, A. Gallardo y C. Gallardo-Escárate, quienes enfatizan que «se necesita más investigación para determinar las causas de este brote y evaluar sus consecuencias para la industria local del salmón».
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*Fuente de la foto destacada (de contexto): Centro IDEAL.