Uno de los auspiciadores de Sea Lice 2018 que se realizó a fines del año pasado en la ciudad de Punta Arenas, región de Magallanes y de la Antártica Chilena, fue SalmoClinic, compañía que sigue dando pasos de la mano de su fundador y director ejecutivo (CEO, por su sigla en inglés), Hans Kossmann, y que tiene como objetivo proveer al rubro de una embarcación especializada en tratamientos para peces a través de baños.
Lea >> SalmoClinic: Anuncian nuevo servicio para correcta aplicación de baños
Lea también >> Con premiación y elección de nueva sede terminó tercera jornada de Sea Lice 2018
Relacionado >> Publican estudio de piojo encontrado en salmón cultivado en Magallanes
A nueve meses desde dicha conferencia internacional, y en el contexto de la alta carga parasitaria que se ha registrado durante las últimas semanas en más de una veintena de centros de cultivo, AQUA conversó con Kossmann para ahondar en los alcances de SalmoClinic.
Lea >> Aysén registra el mayor porcentaje de centros de alta diseminación de cáligus
¿Qué los motivó a desarrollar esta herramienta?
El cáligus es el talón de Aquiles de la industria de cultivo de peces en general, y no solo de los salmones, porque hay cientos de especies de copépodos parásitos y la acuicultura de peces en sistemas abiertos siempre se verá enfrentada a este tipo de desafíos.
Los copépodos, además, son los más complicados porque han ido evolucionando junto con los peces que hoy cultivamos y tienen muchos mecanismos para defenderse frente a los cambios ambientales o las estrategias que tengan los peces para sacárselos de encima.
Ahora bien, en la historia del desarrollo de la salmonicultura siempre hemos estado sujetos a que existan productos que sean eficaces para controlarlos pero dado el uso poco sofisticado de los antiparasitarios y, el abuso de ellos, ha hecho que cada vez que sale un nuevo producto, termina siendo abusado y los parásitos se vuelven resistentes.
Eso no ocurre solo en Chile, sino en todos los países. Es la realidad. Los motivos pueden ser de distinta índole.
Teniendo este problema como parte de la industria, donde se tendrá que convivir con estos organismos, pensamos en desarrollar una herramienta que permita utilizar los productos terapéuticos de manera más racional, controlada y sin impacto ambiental. Este es el punto de partida de todo eso.
¿Cuándo nació específicamente la idea?
Esto lo comencé a pensar hace unos seis años.
Yo partí tratando de hacer todo esto con un wellboat, pero el problema es que en ese tipo de embarcaciones se trabaja con tratamientos por batch. Esto significa que uno tiene el wellboat cargado con el volumen de agua y se suben los peces a bordo y de ahí se agrega el agente terapéutico. Luego se debe esperar que haga acción y, normalmente, los agentes terapéuticos tienen una dosis a la cual son eficaces pero también un cierto margen de seguridad, es decir que no se puede pasar del tiempo de exposición al agente terapéutico porque comienza a ser tóxico para los peces.
El problema es que si queremos hacernos cargo del agua con el agente terapéutico se complica, porque se debe cortar la acción del antiparasitario de forma muy rápida. Esto significa que tendría que ser capaz de tratar o degradar este antiparasitario a una velocidad muy alta. Lo que implica equipos enormes y obviamente la imposibilidad técnica de hacerlo.
Por lo tanto, comencé a buscar una alternativa más eficiente para poder realizar un tratamiento que cumpla con la dosis del agente terapéutico (dosis: concentración del producto y tiempo de exposición) y me di cuenta que lo que había que hacer era cambiar de un concepto de tratamiento por batch a un concepto de tratamiento de flujo continuo o en línea de manera que los peces vayan pasando por el baño y salgan en el tiempo requerido, que es lo mismo que se hace con especies ganaderas, donde por ejemplo se hace pasar a las ovejas por un baño –entran en un punto y salen por otro–, y queda el producto o la solución del baño para ser tratada de manera continua. Por lo tanto, los equipos son de tamaño más razonable y se puede hacer un buen trabajo.
¿Cuántos sistemas probaron para poder degradar los antiparasitarios?
Probamos varios, y tenemos algunos resultados muy interesantes, especialmente con azametifos; también con piretroides e inhibidores de síntesis de quitina.
Hoy tenemos la posibilidad de hacernos cargo de los parásitos que se sueltan, que no necesariamente mueren. Los podemos retener en un sistema de filtración y nos podemos hacer cargo del antiparasitario, de manera que no afecte a especies no objetivo. Así no se contamina el medio ambiente.
En los wellboats, hoy no se es capaz de hacerse cargo en un 100% del agua de baño sin que los peces se vean afectados.
¿Cómo se cercioran de la degradación del producto?
Es una acción que no podemos comentar en detalle cómo la hacemos, pero sí podemos garantizar para algunos antiparasitarios que al tener una concentración de 100% durante el baño, cuando se libera el RIL (residuo industrial) se registra una concentración de 5%. Es decir, un 95% de degradación.
¿Qué sucede con los inhibidores de síntesis de quitina?
Estos son muy importantes porque aseguran que los juveniles que están adosados al pez no lleguen a una etapa adulta. No pueden mudar. Ejemplos son el lufenurón y el hexaflumurón.
Además, esta plataforma permite usar agua dulce, que se puede producir a bordo mediante una planta desalinadora, no hay que ir a buscarla. Se puede estar produciendo a la misma velocidad que la tasa de recambio del agua del estanque de tratamiento. En otras palabras, es independiente de fuentes de agua dulce externa, la cual se debe ir a buscar.
El peróxido, a su vez, se puede mezclar y usar con agua dulce. Entonces, se tienen todas las alternativas posibles para hacer un tratamiento muy controlado, evitando que los parásitos lleguen de vuelta al mar y evitando que el químico llegue a este en una concentración tal que pueda generar impacto ambiental o resistencia en los parásitos.
Lo otro es que si se analiza la cantidad de metros cúbicos de agua que se requieren para tratar una tonelada, ya sea en jaula con lona o en wellboat, este sistema necesita de entre un 15 a un 30% de esos volúmenes. Por lo tanto, es mucho más eficiente al ocupar solo una fracción del pesticida.
¿Cómo aseguran que no habrá reinfestación?
Son ensayos que hacemos a priori. Se hizo un prototipo en Noruega, que se probó desde el punto de vista del bienestar animal y de la retención de parásitos, pero recién tendremos el primer barco operando en Chile durante el último trimestre del 2020.
¿Cuántas empresas han demostrado su interés por esta herramienta?
Hoy hay cuatro compañías que han comprometido su participación en el uso de esa primera nave.
Es un servicio que prestamos con una cierta cantidad de días al mes a disposición de cada cliente.
¿Cómo funciona el vínculo con Noruega?
El barco se construye acá. Yo tengo una filial en Noruega, pero allá no existen aún nuevos antiparasitarios aprobados y el parásito local es resistente a todos los terapéuticos que están actualmente registrados. Por lo tanto, mientras no se registre un nuevo producto, no se puede utilizar. Estamos monitoreando detalladamente el escenario en dicho país y creemos que seremos una opción atractiva en el mediano plazo.
¿Qué ha pasado con los tratamientos mecánicos?
Los productores tenían demasiadas expectativas respecto de ese tipo de tratamientos y no de los farmacológicos. El problema es que, en general, los sistemas mecánicos son muy estresantes para los peces, lo que implica también problemas de tipo de bienestar animal. Las eficacias además no son muy altas, en especial respecto a estadíos juveniles del parásito.
En Noruega se construyó un prototipo del sistema que estamos desarrollando y con el cual se hicieron todas las pruebas desde el punto de vista del bienestar animal, de que el sistema no produce estrés en los peces. A las 24 horas de haber efectuado un tratamiento no hay mortalidad, no hay daño, y que vuelven a su situación normal previo al tratamiento.
¿Cuáles son las capacidades de esta herramienta?
Nosotros estamos proponiendo la primera embarcación para una capacidad de tratamiento de entre 1.000 y 1.500 toneladas al día. Ahí se puede utilizar agua dulce, que ha tenido resultados interesantes. La reinfestación no debería ser tan rápida porque retendremos los parásitos. Por lo tanto, si es que el tratamiento se hace temprano, cuando hay una baja carga de hembras ovígeras en el centro de cultivo, el tratamiento debería ser bien eficaz. Pero si se espera a tener una carga de cáligus muy alta, para hacer el tratamiento, van a haber muchos copepoditos en el agua del centro de cultivo que reinfestarán los peces recién tratados.
Eso sí, se debe tener presente que este sistema no es la bala de plata, pero permite utilizar todo tipo de agentes terapéuticos, incluyendo agua dulce, como para ir rotando y cortando el ciclo del parásito en algún momento.
En peces de hasta tres kilos, deberían ser tres a cuatro días de trabajo para un centro de 16 jaulas.
La capacidad nominal del sistema varía entre 60 a 90 toneladas hora, dependiendo del tamaño del estanque de tratamiento y de la eficiencia de cada centro.
Un sistema tan versátil no existe en el mercado.
¿Estiman que en algún minuto podrán operar fuera de Chile?
Estoy seguro que prestaremos servicios en otros países porque la industria acuicola mundial no tiene otra alternativa que utilizar productos que sean altamente eficaces para cortar ciclos parasitarios pero evitando la contaminación del medio ambiente.
En esa línea, cabe tener presente que hoy no existen sistemas mecánicos que no signifiquen un estrés para los peces.
¿Cómo es el diseño del barco?
Tendrá cerca de 65 metros de eslora y 16 metros de manga. La tripulación para esto debería ser de unas doce personas, porque trabajará 24 horas corridas. Además, tendrá habitabilidad para técnicos y para representantes de los clientes. En definitiva, tendrá habitabilidad para 22 personas.
La planta motriz es del tipo diésel eléctrico en el sentido que permite generar la energía justa en función de los requerimientos de los equipos que estén operando en cualquier momento. Una batería de grupos electrógenos que se van encendiendo en la medida que exista demanda de energía.
La velocidad de navegación, en condiciones normales, será de 10 nudos.
Tiene menos calado que un wellboat, pues estará cerca de los 4 metros (un wellboat que tiene una capacidad equivalente a este debería estar en los 5,5 metros).
Y detalles de la operatividad…
Hay que hacer un corte o lance en la jaula a tratar: sistema de succión similar a un wellboat. Lo que cambia es que en vez de tener 250 toneladas a bordo, se tienen solo 30 a 45 toneladas en un momento dado según tamaño del estanque de tratamiento. El primer pez que entra al estanque es el primer pez que sale. En el wellboat no es posible controlar el tiempo de permanencia de los peces en el estanque en forma tan precisa, por lo que existe mayor variabilidad en los resultados.
Es un estanque hélix, con la velocidad de giro del tornillo que determina el tiempo de exposición de los peces al tratamiento.
Tendrá sistemas de cámaras para poder controlar todo el proceso, contador y estimador de peso para el control de la biomasa en tratamiento, filtros y desaturación de gases (para liberar el CO2) en el circuito de recirculación y recambio de agua permanente para mantener una calidad óptima del agua de baño.
¿Por qué se sumaron empresas si aún no está listo?
Es que tienen una visión de que se requieren sistemas que eviten la contaminación del medio ambiente y que sean altamente eficaces. Uno puede tener un sistema no farmacológico que tenga una eficacia de un 80%, pero eso no es suficiente. Necesitamos eficacia lo más cercano al 100% para tener una buena gestión del control del parásito.
Hasta hoy, el problema es que utilizando los sistemas de baño convencionales los agentes terapéuticos de alta eficacia podrían impactar al medio ambiente y por lo tanto tienen dificultad en ser aprobados por las autoridades. Cualquier nuevo producto tendrá que demostrar que el agua residual no tiene impacto alguno sobre otras especies. Y esta plataforma se hace cargo del residuo que queda después de un baño y donde la dosis y tiempo de exposición es totalmente controlado.
Entonces abre las puertas que no estaban siendo consideradas por motivos ambientales. Por ejemplo, hay productos, incluido el agua dulce, muy eficaces para soltar los copépodos, no necesariamente para matarlos. Entonces, los podríamos utilizar y retener los parásitos devolviendo al pez limpio a las jaulas, evitando reinfestación y contaminación del medio ambiente.
¿Cuáles son los costos?
Es más barato que un wellboat por tonelada tratada. Utilizando agua dulce es mucho más barato porque no se debe navegar para ir a buscar agua. Entonces, las horas están dedicadas al tratamiento y no a cargar y transportar agua.
Es absolutamente competitivo con cualquier otra alternativa disponible en el mercado.
El sistema está patentado en una parte y otra con secreto industrial. Acá significa no solo patente, sino experiencia y conocimiento de lo que se quiere lograr.
Y, algo también muy importante, el concepto se puede utilizar con otras especies de peces o contra otro tipo de organismos parásitos, como la ameba.