Microalgas ricas en los ácidos grasos poliinsaturados esenciales EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico), producción microbiana de proteína e insectos, aparecen resaltados en un informe del Rabobank que analizó nuevos insumos para la elaboración de alimentos para la acuicultura.
De acuerdo con el estudio, liderado por Gorjan Nikolik, esas tres alternativas se sitúan con las mayores probabilidades de impulsar una industria acuícola que no dependa de la harina y aceite de pescado, ingredientes que generan controversia por el esfuerzo pesquero que se debe realizar para obtenerlos.
Eso sí, el informe del banco de origen holandés subraya que tanto las microalgas, la producción microbiana y los insectos son necesarios «una vez comprobado que las alternativas vegetales convencionales pueden cubrir el rendimiento productivo de las especies de cultivo y/o la amenaza de las enfermedades, y teniendo en cuenta que los recursos marinos que actualmente se utilizan son finitos y podrían convertirse en un factor limitante de nuevas especies de interés acuícola o de incluso la industria del salmón».
Además, aún se está lejos que los productores de estas nuevas materias primas alcancen escalas industriales. En esta línea, el Rabobank precisa que por ahora los «ingredientes innovadores» están siendo usados más que todo con objetivos de marketing, para mostrar que se trata de una acuicultura sustentable o para diferenciar el producto final.
«A largo plazo, y una vez que la economía de escala permita reducir los costos de producción, sí podrían formar parte habitual de los alimentos para acuicultura, ya que sus precios serían más estables en relación con los de la harina y aceite de pescado», concluye el documento.