Los recursos pesqueros son de todos los chilenos, el fin de la pesca de arrastre, registro pesquero actualizado, un fraccionamiento que beneficie a los artesanales, incluir licencias transables de pesca de no más de diez años y plataforma social, entre otras materias de relevancia para el sector pesquero artesanal, forman parte del petitorio que entregó la Federación de Pescadores Artesanales de la Región del Biobío (Ferepa) con el objetivo que sea considerado en los cambios a la ley de pesca que actualmente se discuten en el país.
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«Nosotros hemos sido claros y la asamblea que reunió a 52 presidentes de sindicatos afiliados a la federación y que participaron en representación de 6.800 pescadores artesanales, coincidieron en forma unánime en los puntos que la ley debe contemplar sí o sí», enfatizó durante la mañana de este martes 31 de julio el timonel de la Ferepa, Hugo Arancibia Zamorano (en la foto destacada), quien afirmó que la organización que preside «reúne a 83 sindicatos de la región del Biobío y que representan a 8.210 pescadores».
Los temas que según la Ferepa deben ocupar la consulta y en los que «no vamos a transar» -en palabras de Zamorano-, son los siguientes:
1.- Fin a la pesca de arrastre.
2.- Incorporar la plataforma social para los pescadores artesanales, que hoy solo existe para los trabajadores industriales.
3.- Suprimir observador a bordo para los armadores artesanales mientras no surja un reglamento que le regule su aplicabilidad (descarte).
4.- Aplicar restricciones a las embarcaciones menores de 12 metros que se dedican a la pesca pelágica para que tengan todos los instrumentos que se requieren para la sustentabilidad de los recursos (certificación de desembarque, entre otras) y regular el volumen de desembarque de cada viaje que realizan las naves de menos de 12 metros.
5.- Establecer una política que permita declarar como trabajo pesado la labor que realizan los buzos mariscadores y sus ayudantes; y se sugiere revisar los requisitos que la autoridad marítima exige para optar a esta categoría. Es que con la actual política, está en riesgo la continuidad de este segmento de la pesca artesanal.
6.- Nueva estructura de trabajo del Sernapesca (Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura) que está sobrepasada y ha perdido la legitimidad de sus funciones (cuerpo legal sigue en discusión en el Congreso).
7.- Entregarles herramientas que mejoren las condiciones de trabajo y nos oponemos a la entrega de bonos o subvenciones para los pescadores cada vez que estos salen a la calle.
8.- Establecer una política de acuicultura a nivel regional que contemple: desarrollar acuicultura de pequeña escala dentro de la milla y que además considere una línea de base y planes de repoblamiento.
9.- Para los proyectos de acuicultura de mediana y gran escala proponemos desarrollar cultivos offshore fuera de las 5 millas.
10.- Desburocratizar el proceso administrativo en el otorgamiento de concesiones o destinaciones marítimas, sean estas áreas de manejo, solicitud de acuicultura, repoblamiento, proyectos como arrecifes, implementación de infraestructura portuaria y a toda inversión que se quiera realizar en las caletas.
11.- Que las áreas de manejo dejen de ser consideradas solo ambientalmente como zonas de resguardo, y que la mantención y crecimiento de los recursos, en ese espacio, sea vista como una unidad económica y comercial, donde la autoridad sectorial debe invertir en aras de su desarrollo en estas otras materias.
12.- En otro orden, proponemos modificar el concepto de destinación del área de manejo en donde, además de la entrega de porción de agua y fondo de mar, se incorpore a los recursos bentónicos allí existentes con la finalidad que los propios beneficiarios sean responsables de su administración.
13.- En aras de la sustentabilidad de los recursos, consideramos que las decisiones de los comités de manejo respecto de la administración de las pesquerías y sus artes, deba tener una contraparte científica que resguarde medioambientalmente los recursos. Como ejemplo está el caso de la merluza común, en donde el comité de manejo determinó el uso mallas de menor diámetro que pone en riesgo la sustentabilidad de este recurso.