En estos últimos días, Cristian Laborda estuvo en Malta donde se desarrolló la 4ta Conferencia Internacional Our Ocean (conocida en español como Nuestro Océano), donde personalidades como el príncipe Carlos de Gales y Silvia Earl, connotada bióloga marina, han reconocido el rol y liderazgo que ha tenido Chile en la protección del gigante azul.
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«Solo cinco países en el mundo tienen más de un 40% de su zona económica exclusiva (ZEE) protegida, nosotros tenemos un 46% y no un 29% como publicó recientemente una revista internacional de renombre. Este logro es motivo de orgullo para Chile y sin duda refleja el compromiso que existe a nivel político y ciudadano con la protección del océano y el medioambiente», expresó Laborda.
«Destacable es también la labor y rol de comunidades como: Rapa Nui, Juan Fernández y Cabo de Hornos. A su vez, el apoyo y trabajo continuo de las ONGs y fundaciones también merece ser reconocido, pues han colaborado fuertemente con el Gobierno y las comunidades», agregó.
Desde el año 2006, Cristian Laborda comenzó una exitosa trayectoria profesional dedicada de manera exclusiva a este ámbito. Su camino lo inició en la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) -en el área de Asuntos Internacionales-, continuó liderando el Departamento de Asuntos Oceánicos de la Cancillería y actualmente, se desarrolla como consultor para Latinoamérica en cinco proyectos globales en una importante organización no gubernamental (ONG) de Estados Unidos.
¿Qué lo motiva a proteger el océano?
El océano no puede esperar, así que debemos seguir en esta cruzada. Si en el futuro queremos que las niñas y niños puedan disfrutar del océano, tal y como lo hicimos nosotros o nuestros padres, debemos trabajar y mucho por su conservación. Es por ello que debemos continuar enfrentando y dándole soluciones a las amenazas más importantes como: la contaminación por plástico y microplásticos, la pesca ilegal y por supuesto, el cambio climático.
¿Cuáles son los principales logros que ha tenido en este ámbito?
Hay episodios inolvidables como: concluir la creación de la OROP-PS (Organización Regional de Ordenamiento Pesquero del Pacífico Sur) y su puesta en marcha; haber coordinado complejos grupos de trabajo nacionales para la adhesión de Chile al Acuerdo de Nueva York de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) el año 2015; las contribuciones en la creación del Parque Marino Nazca-Desventuradas y la Área Marina Protegida Rapa Nui. Además, importante fue el punto de inflexión que significó para Chile la realización de la Conferencia Internacional Our Ocean 2015 en Valparaíso, donde me ocupé de toda la agenda de contenidos. Todos estos logros son motivo de orgullo, no tan solo personal sino por lo que representan grandes logros para Chile y para todos los chilenos.
Existen algunas aprensiones desde el mundo pesquero con respecto a la creación de las Áreas Marinas Protegidas (AMPs) ¿Qué opina?
Afortunadamente, se ha producido un cambio de paradigma con respecto a esta materia. Anteriormente las AMPs se veían como una acción contraria a la pesca, pero la realidad es que generan más pesca, pues contribuyen a la recuperación de la biomasa y significan movilidad social y económica, al representar oportunidades de desarrollo como: turismo sustentable, buceo, observación de avifauna marina, gastronomía y comercio. Mientras que socialmente contribuye al desarrollo de las comunidades costeras y sus integrantes, quienes se capacitan y adquieren una plena conciencia sobre la realidad ambiental que los rodea, generando e implementando herramientas de administración en un trabajo conjunto entre la sociedad civil y el estado. Esto ya ocurre en Chile, Brasil, Ecuador, Islas Cook, Francia y en muchas otras latitudes del océano.
Desde su opinión, como experto, ¿cuáles son los siguientes pasos que debería tomar Chile para continuar protegiendo el océano?
Es muy importante e imperioso educar, principalmente a las niñas y niños. Es clave para la creación de conciencia en el presente y en el futuro. En paralelo, los gobiernos tienen un rol relevante porque el cuidado y protección del océano debe trascender los gobiernos de turno y visualizarse como una política de Estado. Por ende, las distintas administraciones deben continuar avanzando en la creación e implementación de políticas públicas, normas internacionales y regulaciones nacionales para enfrentar aquellas actividades humanas que degradan el océano.
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