La entidad denominada «Embarcados de Chile» emitió un comunicado en donde capitanes de la pesca industrial denuncian que los legisladores que aprobaron el proyecto de ley de la jibia (determina que la captura solo sea con potera o línea de mano) y se aprestan a seguir con otras normativas, varias de la ley «corta», «no toman en serio la gran cantidad de personas que quedará sin trabajo».
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Respecto del primer cuerpo legal, los pescadores industriales esperan que en este nuevo año el gobierno recurra al Tribunal Constitucional (TC) y se declare inconstitucional. Mientras que sobre la ley «corta», dicen estar expectantes sobre qué ocurrirá en el Senado.
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A continuación reproducimos el comunicado de «Embarcados de Chile»:
«Los legisladores actúan política y equivocadamente y con un sesgo marcado por la decisión de dañar a la industria pesquera, y el público general asocia actividad pesquera industrial con depredación y no es así. Definitiva y responsablemente decimos que no es tal; señalaron en parte de sus declaraciones los capitanes José Luis Acosta (64) y Nibaldo Yáñez (57).
Acosta (en la foto de la derecha), capitán del pesquero de alta mar (PAM) ‘Don Boris’, llamó a la comunidad a informarse y no continuar acogiendo cualquier y todos los planteamientos que formulan voceros de la ‘pesca artesanal’ porque dentro de ese concepto hay empresarios con mucho poder, propietarios de lanchas con mucha cuota de pesca y que valen entre $200 y $250 millones, aseguró.
‘La gente asocia artesanal con un botecito y uno o dos hombres pescando a bordo (…)’, añadió.
‘Habrá despidos’
Yáñez (en la foto de la izquierda), actualmente capitán del ‘Surmar I’, un barco que captura jibia, expresó: ‘la empresa propietaria, Landes, mantiene operaciones en este recurso con el ‘Surmar I’ y el ‘Don Enrique’ y compra a los artesanales cuando ellos pueden extraer porque se ven bastante limitados por las condiciones de tiempo. Desde que en la Cámara de Diputados reflotaron el proyecto de imponer la pota el mensaje quedó claro en el sentido que la empresa no puede sostener la continuidad de la línea sin la pesca de estos dos barcos y no nos va a tener sin hacer nada; obviamente habrá despidos’.
Reinsertarse en el campo laboral pesquero es prácticamente imposible, asegura, y poco o nada podrán hacer hombres de su edad o más, que han pescado toda la vida en otros oficios o profesiones donde se requieren cursos, certificaciones y experiencia. Si los legisladores tomaron la decisión de dejarlos cesantes deben definir un puente de jubilación, expresa.
Técnico marino universitario recién egresado estudió para ser patrón de pesca. Hizo práctica en buques factoría que operaban en el sur y tuvo diversos desempeños en tierra y mar hasta que la contracción del 2000 cuando se redujo la flota industrial de 150 naves a menos de 50 le dejó sin trabajo. Obtuvo varios trabajos y finalmente llegó como primer piloto al ‘Surmar I’ y ahora, por licencia médica del capitán Ramón Muñoz, asumió el cargo.
‘Todavía estoy aprendiendo el arrastre, esto es muy dinámico y hay que manejar lo técnico y lo ambiental para no cometer errores y hacer la captura como corresponde’, comenta.
‘Nunca tocamos fondo’
Tras la aprobación de la ley de la jibia, la tripulación del ‘Surmar I’ quedó con su futuro suspendido a la espera de un veto del gobierno, explica Yañez y subraya que no concibe que los legisladores hayan aprobado esta medida con el mensaje de que el arrastre de mediagua es depredador.
‘Tenemos instrumentos que permiten discriminar qué especie está en la columna de agua y la pesca que hacemos es 100% limpia en el sentido que solo extraemos jibia. Las mallas son selectivas y lo han ratificado inspectores cuando se han embarcado. No es que lo digamos nosotros nada más. Nunca tocamos fondo. Las redes son delicadas y si lo hiciéramos se cortarían las barras. En el área que operamos, al weste de San Vicente, Punta Lavapié y Tumbes (en la región del Biobío), por afuera de las 28 millas aproximadamente, no interferimos con otras flotas’, asevera.
‘Tenemos cuota y se respeta a cabalidad’
José Luis Acosta también ha hecho toda una vida en la pesca industrial: ‘nosotros aportamos a la sociedad, trabajamos responsable y muy, pero muy regulados. No somos depredadores, somos gente que trabaja y realizamos una labor en forma cuidadosa. Tenemos cuota y se respeta a cabalidad. Esto es beneficioso para la especie y para todos».
El ‘Don Boris’ trabaja desde Valparaíso (región de Valparaíso) a Puerto Montt (región de Los Lagos) por afuera de las 200 millas las más de las veces. Llegan hasta las 800 millas y allí solo se encuentran con buques factoría de bandera extranjera de enormes dimensiones al lado de los cuales los barcos pesqueros chilenos quedan empequeñecidos.
El tema del riesgo de cesantía en el sector agobia a los pescadores industriales reconoce: ‘he conversado con colegas, pilotos, tripulantes y ven oscuro el futuro porque no hay planteamientos razonables para este sistema pesquero. Hay peligro para el empleo’, concluye.»