Los trabajadores pesqueros iniciaron en enero su participación en una mesa con los ministerios del Trabajo y de Economía para analizar la plataforma social de este sector frente al impacto que provocan cambios legislativos.
Esta semana deberá consensuarse la propuesta laboral, ya que en la mesa están participando diversas organizaciones, como Festrach, FESIP, sindicatos interempresa de Capitanes, Motoristas, Tripulantes.
En lo básico, la apuesta de los trabajadores es conseguir el mejor plan de mitigación posible para quienes sean cesados considerando características como que el empleo pesquero es formal (imposiciones, convenios colectivos).
Los dirigentes que están participando en la mesa dicen saber la responsabilidad que les cabe en el futuro de muchos trabajadores.
Un testimonio
Elena Fuentes tiene 45 años de edad y hace 25 trabaja en una planta de Tomé (región del Biobío). Mujer sola con cuatro hijos, comenzó a trabajar cuando estos eran niños. Ahora ya tienen 26, 25, 20 y 18 años y a todos los pudo sacar adelante, incluyendo a uno de ellos que tiene un problema de discapacidad. Dos de los hijos ya trabajan. El último que continuá estudiando acaba de egresar de cuarto medio.
«Nosotros hemos conseguido contrato a plazo fijo. Depende del volumen de cuota de recurso el lapso anual de trabajo, puede ser de marzo a diciembre, pero tenemos cotizaciones de salud, AFP y negociaciones que favorecen a todos los trabajadores porque defendemos los derechos de los afiliados al sindicato y de la planta completa, en que trabajan más de 500 personas», explica respecto de la situación en su fuente de empleo.
Agrega que la incertidumbre por la estabilidad laboral causa malestar: «yo tengo 45 años, hay trabajadoras jóvenes, pero también personas de hasta 60 años de edad y si quedan sin este trabajo no van a encontrarlo en otra parte».
Añade que algunas de las trabajadoras son casadas, otras separadas y otras mamás solteras: «dependemos de la pesca de arrastre en Tomé, en la planta y si viene la eliminación quedamos de brazos cruzados».
Dirigenta en Tomé y en la Federación de Sindicatos de Plantas (FESIP) participó activamente en las movilizaciones que los trabajadores pesqueros realizaron durante las primeras semanas de enero. «Formamos un grupo afiatado, los trabajadores y trabajadoras de plantas, los tripulantes de arrastre y de naves sardineras, los oficiales motoristas y oficiales capitanes y los socios de las pequeñas y medianas empresas de apoyo PescaPyme. Nos identificamos con los chalecos amarillos y vamos por el derecho al trabajo», enfatizó.